Si ya estamos pensando en el cambio de estación, aquí tienes algunos consejos para guardar las prendas de lana con cuidado y encontrarlas intactas y listas para usar el próximo invierno.
- Primero tomemos un poco de nuestro tiempo libre
- Lavamos la ropa antes de guardarla. Siempre preferimos lavarnos las manos, en agua fría o tibia. Si la prenda contiene abalorios, bordados, pedrería o adornos que puedan desprender color o dañarse, es mejor utilizar agua fría.
- Enjuagar la prenda con abundante agua corriente, siempre a baja temperatura, y frotarla entre dos toallas, ejerciendo una ligera presión con las manos. ¡Nunca retuerza!
- Extiéndalo ahora sobre una superficie plana devolviéndole su forma original con nuestras manos. ¡Nunca lo extienda, se deformaría!
- Es mejor no usar la plancha, más bien rociamos vapor desde una distancia de 4/5 cm. De tal manera que el propio vapor estire las fibras
- Protegemos las prendas de las polillas: ya sea que las guardemos en cajones o armarios, nunca nos olvidamos de proteger las prendas de lana de las polillas, guardándolas en estuches de plástico o bolsas de vacío: dentro de las cuales podríamos introducir bolsitas con polillas naturales como cedro, menta, lavanda o use bolas de naftalina.